En este tronco de una anciana araucaria ha quedado marcado el paso del tiempo. Las cicatrices de algunas de sus ramas arrancadas, son testigos mudos de la depredación y, en lo que pareciera una boca, una arañita tejió su tela.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario